Como es sabido, en el templo de Nuestra Señora de La Merced, de esta ciudad, se guarda enmarcada una de las banderas que debieron entregar los realistas, al ser batidos por el Ejército del Norte en la batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813.
El acta del Cabildo de Tucumán del 21 de abril de ese año, historia ese destino del trofeo. Expresa que, ese día, los capitulares tomaron conocimiento de un oficio del Cabildo de Buenos Aires, fechado el 27 de marzo. El mismo expresaba que, por orden de la Asamblea y “a solicitud del Señor General en Jefe del Ejército Auxiliar del Perú, don Manuel Belgrano”, se remitía a Tucumán –traída por el capitán de caballería Francisco de Paula Castellanos- una de las tres banderas tomadas al enemigo en la acción de Salta.
Debía ser colocada “con las públicas demostraciones propias del triunfo”, en el templo de La Merced y dedicada a la Virgen “por la singular y sensible protección que se ha dignado dispensar a la santa causa”.
Consecuentemente, el Cabildo tucumano dispuso que “el sábado 24, por todo el día, se ponga la bandera a la expectación pública en las Casas Capitulares (así se designaba también al local del Cabildo), iluminándose la ciudad la noche antes”. Y que por la tarde, la bandera “sea conducida por el Ilustre Cabildo, acompañada del Estado Militar, clérigos seculares y regulares, librándose al efecto los oficios respectivos, y vecindario, a mérito del bando que deberá publicarse, a la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes”. Allí se “cantará solemnemente un Tedeum en acción de gracias”.